La mentira del Body Positive en la Publicidad

La mentira del Body Positive en la Publicidad
La mentira del Body Positive en la Publicidad
1 Octubre 2025 General

La Mentira del Body Positive en Publicidad

En un mundo donde las redes sociales moldean percepciones y la publicidad dicta estéticas, el movimiento del #bodypositive debería ser un faro de inclusión y autoaceptación.

Sin embargo, la realidad es más compleja y a menudo contradictoria. Un reciente tweet de “friki mama” ha resaltado la problemática alrededor de la reacción pública ante la aparición de una modelo con sobrepeso en una publicidad de Calvin Klein. Este tweet critica la ola de insultos dirigidos hacia la modelo por estar "gorda", mostrando la persistencia de prejuicios. Paralelamente nos obliga a cuestionar la responsabilidad ética de las marcas que utilizan imágenes de cuerpos extremos, ya sean de delgadez o de sobrepeso, especialmente cuando el fin parece ser meramente lucrativo.

Calvin Klein, conocido en décadas pasadas por sus imágenes de modelos extremadamente delgadas, parece ahora abrazar el otro extremo del espectro corporal. Este cambio, aunque podría interpretarse como un reflejo de aceptación social, plantea una pregunta ineludible: ¿Es responsable promover cualquier extremo corporal bajo la bandera de la diversidad?

El libro "Influencers: La ideología de los cuerpos publicitarios" ofrece una visión crítica de cómo los nuevos medios, incluidas las plataformas de redes sociales, han transformado cuerpos humanos en vehículos de mercancía. Estas plataformas perpetúan estándares de belleza poco realistas y a menudo insalubres, promoviendo la idea de que el valor de una persona se mide por su capacidad para ajustarse a estos ideales comercializables, ya sea dentro de los parámetros del body positivity o fuera de ellos.

La representación de modelos con cuerpos extremos posee un impacto potencialmente dañino, especialmente entre las audiencias más vulnerables, como la infancia. Los niños y adolescentes, en pleno desarrollo de su identidad y autoestima, son particularmente susceptibles a las imágenes que ven en los medios y redes sociales. Estas representaciones pueden moldear sus percepciones de lo que es “deseable” o “aceptable” para sus propios cuerpos, fomentando inseguridades y trastornos alimentarios a una edad temprana.

Es crucial que las marcas y plataformas asuman una mayor responsabilidad. Sin embargo, esperar que las marcas actúen como motores principales de cambio puede ser ingenuo dada su inherente búsqueda de lucro. En su lugar, la acción colectiva de los consumidores, la implementación de políticas públicas estrictas y una educación familiar y escolar que promueva el pensamiento crítico son esenciales para contrarrestar la influencia de la publicidad. Las familias, en particular, juegan un papel crucial en la formación de la resiliencia y el escepticismo saludable en los jóvenes frente a los mensajes mediáticos.

Esperar un cambio sustancial implica reconocer que todos los actores de la sociedad —legisladores, educadores, familias y sí, también las marcas— deben colaborar para fomentar un entorno más saludable y representativo. Este enfoque multifacético no solo desafiará las normas de belleza dañinas, sino que también ayudará a cultivar una generación que valore la diversidad y la salud por encima de la estética comercial.

Para profundizar en la influencia de los estándares de belleza exacerbados, los lectores pueden referirse a mi análisis en “La Sutil Línea entre Cultura, Empoderamiento, Hipersexualización”, donde se explora cómo la financiación estatal de eventos culturales puede perpetuar la hipersexualización y afectar el desarrollo de los jóvenes.

Para una perspectiva más amplia sobre cómo los estándares de belleza impuestos afectan no solo a los jóvenes sino también a las mujeres adultas, invito a los lectores a consultar mi artículo “Más allá de la #Cosmeticorexia” donde se discute la obsesión por la belleza superficial y su impacto en nuestra percepción del valor personal.